martes, 10 de febrero de 2009

* Él eligió matarme *

Él eligió matarme. Se fue y me olvidó. Me enterró y me dueló…pero, y yo? Yo estoy acá, tratando…intentando…forzándome a olvidarlo, a acostumbrarme a que ya no está, a que no va a estar…Pero así como no soy buena para las matemáticas tampoco soy buena para aceptar que ya no me va a volver a abrazar para dormir.

Para él ya soy como uno de esos recuerdos de la infancia que uno rememora con cariño, con una sonrisa; un recuerdo que es como una brisa, que mientras acaricia se disfruta, pero que así como llega se va…Eso soy para él. Y me duele pensar que ya no me piensa, como me duele pensar que ya no me extraña.

Me pasé la vida soñando con el amor, me pasé los días imaginándolo y las noches escribiéndolo, sólo para llegar a este punto en el que siento que lo encontré y me dio la espalda.

Y si, fue mi culpa enamorarme de alguien que estaba de paso, que sabía que no quería quedarse conmigo. No corrí cuando debería haber corrido, porque no se le puede pedir a un niño que no juegue en el barro, no se le puede pedir que no quiera llenarse la boca de caramelos, no se le puede pedir que no quiera mirar dibujitos animados… a mí tampoco se me podía pedir que me alejara de él. Porque igual él se iba a alejar de mí, él iba a encargarse de eso por los dos. Sólo que para él fue más fácil porque él no quería una vida conmigo, porque para él fui un verano que se iba a terminar un día que ya estaba marcado en el calendario.

Y yo no llegué a decirle que cuando armé su valija metí un pedazo mío adentro, que se fue con él. Y acá estoy, coja, manca…acá estoy, llorando lágrimas que provienen de una fuente que parece inagotable. No puedo encontrar una analogía que haga justicia a lo que siento porque me siento tonta por seguir llorando por él cuando él eligió pedirme que no lo espere… P ara qué lo pienso entonces? Por qué lo hago?

Y no encuentro nada que me duela más que el hecho de que haya querido mentirme diciéndome que estaba enamorado…porque aún cuando nadie nunca me amó, yo sé cómo son las cosas. Son cosas que nadie enseña, son cosas que se saben…y yo sé que estar enamorado es diferente. Lo sé porque estoy enamorada y porque, por estarlo, sé lo que sería capaz de hacer, a qué cosas podría renunciar, los kilómetros que estaría dispuesta a volar solo para despertarme a su lado.

Ya no importa, ya me duelaron, ya me dolieron. Hay flores en mi tumba y se están secando, y pareciera que yo estoy en el cajón, golpeando la pesada tapa de madera anhelando que me escuche, que se de cuenta de que estoy viva…de que estoy…

Es sordo a mi desesperado intento de que me escuche. Cómo puede ser que no sienta que grito su nombre? Los días pasan lentamente, el tiempo camina lento, como si quisiera que lo observara al pasar, que lo mirara hasta llenarme los ojos de tiempo…del tiempo que no estoy con él ni lo voy a estar.

Ni siquiera puedo escuchar su voz, ni siquiera puedo leer sus palabras…no tengo manera de comunicarme con él para decirle…ya qué importa qué le diría? Él no quiere escucharme, para él soy un asunto terminado. Y ya no voy a buscarlo, porque respeto que no me quiera a su lado.

Pero no me pidan que no llore, porque cuando algo duele las lágrimas brotan y yo no soy nadie para detenerlas. No tengo ese poder.

Porque te quiero ya no voy a volver a molestarte, ojalá seas feliz. Muy feliz. Respeto tu decisión.*

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola! mira, por casualidad llegué a esta entrada, y la verdad que describio la misma historia que vivi tiempo atras, te lei como si me estuviera leyendo a mi misma, quede con la boca abierta y lagrimas en mis ojos...Hasta llegué a pensar que tal vez ese hombre, pudiera haber sido el mismo que el mio (cosas estupidas que se me ocurren), por la intensidad de tus palabras y la forma de describir aquel amor, el verdadero, aunque haya durado tan poco, que cuando comenzaste a darte cuenta de que no era un sueño, sino la realidad misma, te encontraste en el aeropuerto despidiendolo.
Deseo que algún dia puedas ver ese amor como lo que fue, una experiencia divina, de amor puro, y quien sabe si los años, u otras vidas, los vuelvan a encontrar.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

* Si se llamaba Luciano, nos tenemos que juntar a tomar un café, jajaja*