sábado, 4 de octubre de 2008

* Un cuento para Pepo *

Pepo es un niño de unos 4 años al que jamás conocí, pero al que imaginé muchas veces. Pepo existe, pero solo lo conozco por fotos y por cosas que su tío me contó de él. Un día, mientras trabajaba, inventé un cuento para Pepo, pero lo inventé en unas cuantas líneas, mientras hacía muchas otras cosas. Y después le agregué palabras...Pepo jamás lo va a leer, porque ya no hablo con su tío, pero ya que lo escribí, acá está: el cuento para Pepo:


* Cuentan que hace mucho tiempo, en una ciudad junto al mar, vivía un pirata de esos que hacen largos viajes en busca de tesoros. Vivía en una casa apenas un poco más chica que un castillo. Los tesoros que encontraba siempre eran magníficos y todos en la ciudad sabían que una vez un rey le entregó las coordenadas de un tesoro; le dijo el lugar exacto en el que se encontraba, en una isla desierta, y le prometió que si era capáz de encontrarlo y entregárselo él le daría un pequeño palacio y parte de las riquezas que encontrara... Por supuesto que el pirata cumplió con la misión y así llegó a esa ciudad, que era donde estaba el hogar que se había ganado.
Durante sus largos viajes muchas personas de la ciudad habían intentado entrar a su casa porque todo el mundo contaba que estaba llena de oro, plata, piedras preciosas, joyas, espadas que habían sido de príncipes, coronas que habían sido de reyes...pero era imposible entrar. No importaba quién lo intentara, ni cómo lo intentara: siempre fracasaban.
Por aquellos días el pirata estaba en su casa preparándose para un nuevo viaje, una nueva aventura. En un pueblo cercano un hombre muy rico había muerto y entre sus cosas se halló el mapa de un tesoro. Ese mapa había llegado a manos del pirata y él enseguida comenzó a preparar una nueva búsqueda, de un nuevo tesoro. Le informó a sus hombres que zarparían a la mañana siguiente y fue a su casa.
Ya era de noche cuando el pirata se sentó frente a la chimenea a mirar el mapa, para tratar de encontrar el mejor camino, o el más corto, o el más seguro. Pero entonces pensó que el mapa era muy antiguo y que muchas cosas habían cambiado desde el día en que fue creado. Entonces fue a su gran biblioteca y buscó en libros, enciclopedias, diarios de viajes, otros mapas... En algún momento el pirata se sintió confundido...
- No puede ser, debe haber un error- dijo en voz alta
Había algo, una sola cosa, que no podía encontrar en ningún libro y era un árbol muy grande,que tenía una forma extraña...Miró el dibujo del árbol durante mucho tiempo y repitió:
- No es posible...
Entonces salió a su jardín y lo vio: era el mismo árbol y estaba solo a unos pasos de él. Miró el mapa, miró el árbol; el árbol y el mapa, el mapa y el árbol.
Creía que era imposible, sin embargo buscó una pala y comenzó a cavar. Cavó y cavó. Más de una vez pensó que no encontraría nada y que era mejor ir a dormir, pero su curiosidad fue más fuerte y siguió. Cuando amaneció la forma del árbol se dibujaba en el cielo claro. Estaba cansado, agotado, pero entonces la pala golpeó algo duro así que cavó más rápido y comenzó a desenterrar baúles y cajas muy grandes. Cuando el sol terminó de salir el pirata estaba rodeado por el tesoro más maravilloso del mundo.
Algunos dicen que frente a un tesoro tan grande en su propio jardín el pirata enloqueció, otros dicen que no quería compartirlo con nadie y por eso se encerró en su casa, solo con su tesoro. Lo cierto es que jamás volvió a salir.
Desde entonces todos los habitantes de la ciudad comenzaron a buscar una forma de entrar al pequeño palacio (hasta hicieron mapas del palacio tratando de adivinar en qué habitaciones estarían guardadas todas las riquezas). Los padres contaban la historia a sus hijos, los abuelos a sus nietos, pero nunca nadie pudo entrar y el tiempo pasó, y quienes crecieron escuchando esa historia comenzaron a creer que solo era un cuento para niños.
Una sola prueba existía de esta historia: dicen que si uno rodea el palacio, y llega hasta los muros del jardín, puede ver cómo desde adentro se asoma un árbol muy grande con una forma extraña.*

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