domingo, 30 de noviembre de 2008

* Cuando, como ahora, nos separan tantas calles, tantos edificios, tantos semáforos, tantos cuerpos; cuando ya también nos separan tantas horas que son más de un día, cómo llego a tus pensamientos? Llego con el aburrimiento? Llego después de que hayas llegado a estar tan aburrido como para hacer formas con fósforos sobre la mesa? Quizás llego por asociación; ves algo, escuchás algo, recordás algo, te dicen algo, olés algo...y te acordás de mí. Pero, en ese caso, con qué me asociás?
Me extrañaste alguna vez? Cómo fue? Me extrañaste de repente porque algo te hizo acordar a mí? O fue algo que se gestó de a poco hasta que te diste cuenta de que me extrañabas?
No, no contestes, no quiero saber. Son preguntas retóricas, son las que a veces se me aparecen cuando estamos a la distancia. O cuando de repente me llega un mensaje tuyo, o cosas así.
Es una noche cálida, recién salgo de la ducha y de mi pelo nace un río que me recorre la columna. Dejo caer la toalla y apago la luz. Me acuesto desnuda en la cama y enciendo un cigarrillo.
A veces la distancia no sirve para saber qué tan lejos se está de alguien, o qué tan cerca*

No hay comentarios: